Me resulta difícil asimilar la trascendencia de una conclusión como esa, la que se lee en la reseña que publica el portal Forolibro sobre La palabra perfecta. En esta etapa de nuestra aventura, la pelea está en conseguir que el mundo lea el libro. Y si conseguimos que los profesionales valoren las virtudes y defectos de la novela, mejor. Si, poco a poco, las personas que lo leen valoran como positivo el trabajo, quizá el boca a boca haga crecer el recorrido del libro. Por eso me paso el día tuiteando, auscultando la red en busca de lectores, promocionando la novela entre conocidos, entre compañeros, en la calle, en el bus, en los bares…
A estas alturas, ya tengo sensaciones que me llegan de personas que están terminando de leer la historia de Fran Heredia. Y son buenas. Pero leer de un profesional objetivo, al que no conozco salvo por el contacto que tuvimos para que me permitiera mandarle el libro para que lo valorara, y leer una reseña como la que publica Forolibro me deja sin palabras.
No puedo más que recomendar su lectura, porque si extracto, extraería todo el artículo, algo a todas luces absurdo, por lo cual casi prefiero seguir recomendando su lectura.
Eso sí, por favor, por favor, por favor, no dejes de leer la conclusión. De ella extraigo la frase para el titular de este artículo. La mención a mi inolvidable Gaspar Rosety remata la faena. Como él dice, leela hasta el final, por favor, que hasta el rabo todo es toro.