Conste: esto no pretende ser un manual para ser un escritor de éxito. Tan solo pretendo, en esta reflexión, compartir mi método. Que es mío y no tiene por qué ser universal ni válido para ti. O sí. Esa es mi intención, exponerlo por si te vale de algún modo.
La palabra perfecta aún anda sus primeros pasos, pero yo ya estoy enredando mi cabeza con la segunda historia que contaré. Hoy sí sé que publicaré una segunda novela, tras el proceso de aprendizaje que está suponiendo este tiempo feliz con la historia de Fran Heredia. Estoy en el punto de empezar a armar ideas, y también sé que en los próximos meses disfrutaré mucho más que hace un año, con todo el proceso. Hoy tengo un mapa para el camino, y espero poder compartirlo contigo, si es de tu interés. Pero, ¿por dónde empiezo?
Para mí, la escritura de una novela es un proceso mental continuo. No puedes estar todo el día pensando en la historia, pero sí puedes tener la historia en un rincón de tus pensamientos para que te mande alertas con novedades.
Un ejemplo: sé que este lugar que vi desde el tren cuando volvía de un viaje en Murcia formará parte de mi trama, de alguna manera.
Iba charlando con compañeros en el bar del Alvia, y vi ese castillo, en lo alto de esa colina. No recuerdo donde está el lugar pero lo buscaré cuando lo necesite. No pensaba en mi futura novela pero el subconsciente me avisó, hice la foto, seguí a lo mío y archivé.
¿Por dónde empiezas a escribir tu novela? Por saber la historia que quieres contar
Cuando la tengas en mente, a continuación, día a día, le darás forma con escenarios, situaciones, diálogos, gestos, personajes, chistes o dramas, etc. No pienses en que no consigues escribir, no pienses en que no conseguirás publicar ni vender millones de ejemplares. Piensa solo en tu historia, y en tu pasión por escribirla. Y saldrá.
Documenta, mira, escucha, lee, piensa, investiga, fotografía, graba en tu móvil y en tu memoria un gesto que, en algún momento, usarás a lo largo de tu historia
Algún ejemplo: siempre supe que querría escribir una novela en la que los personajes se detuvieran en la ermita que hay en Despeñaperros, justo antes del Casa Pepe. Paré no menos de dos o tres veces allí, desviandome de la autovía, para hacerle fotos, para grabar videos, para respirar el aire de la sierra.
La descripción física de Luzía surge de una persona desconocida que se me sentó enfrente mientras un dia desayunaba en la plaza de la Paja en Madrid. Los lugares que recorre Fran Heredia son los que me vieron nacer y crecer, pero si quieres usar los tuyos tienes que pasearlos, repensarlos, volverlos a descubrir. Para cada uno de los personajes de La palabra perfecta tengo una imagen idealizada, se me parecen a alguien: familiares, amigos, profesores, algún personaje al que admiro, etc. De las noticias que leo a diario en los periódicos me surgieron mil episodios y anécdotas para la novela. Ese busto que ves en la imagen principal del artículo es uno que encontré en la galería de los Uffizzi en Florencia y pertenece a Cosme el Viejo. Me lo crucé y supe que era la cara de uno de mis personajes. De él me surgió el apodo de Frasco, uno de los amigos importantes de Fran Heredia.
Así podría seguir con mil anécdotas, pero si no quieres más batallitas y solo deseas resolver la pregunta, ¿Cuándo empiezo a escribir mi novela?, te respondo: YA. Apunta, anota, mira, lee y relee con mentalidad de escritor. Saldrá, la historia saldrá. Confía en ti.
Y ahora es cuando te pido que compres «La palabra perfecta» porque su venta es el mejor aval para escribir mi segunda novela, que en realidad es la primera. Esto es un intringulis que solo entenderás si lees el libro, así que, ¿a qué esperas?