ESCRIBIR UNA NOVELA | Cree en tu protagonista

Mi experiencia personal con «La palabra perfecta» y lo mucho que estoy aprendiendo a raíz de publicar mi primera novela son el eje de estos artículos con apariencia de manual del escritor perfecto. No lo tomes como tal, por favor.

Hoy toca contarte cosas sobre el personaje principal de mi novela. Supongo que es inevitable que, al menos en el estreno como escritor, el protagonista lleve mucha carga del autor. Yo creo que Fran Heredia no se parece tanto a mí, pero mis lectores cero, los más cercanos, se empeñan en no tener mi misma opinión. Mi primer consejo es que marques distancias, si no escribes una autobiografía. Ahora sigo con Fran, pero antes…

Me da la sensación de que es clave conocer al personaje como si fueras tú, anticipar sus reacciones, hacerlo humano. Y, sobre todo, hacerlo querido. Si el lector no empatiza con el protagonista de tu novela en la página quince, el libro irá al archivo sin pena ni gloria.

Cuento todo esto porque estos días he acabado de leer la genial novela de Luis Landero «La vida negociable».Su protagonista, Hugo Bayo, es un tipo al que, si lo conociéramos en la calle o en una reunión de amigos, catalogaríamos como «despreciable». Y, sin embargo, de algún modo extraño, enganchas con sus peripecias, travesuras y líos desde que es un crío hasta el final de la novela. Empatizas aunque quieras odiarlo. Necesitas saber su vida, la negociada por él en cada capítulo. ¿Por qué? No sé la respuesta. No te puedo ofrecer la fórmula pero tengo la sensación de que es cuestión de gestos, palabras, pequeños detalles, alguna expresión, algo que el protagonista dice o hace, o no dice o no hace, y que activa el clic de la empatía. En este caso esa complicidad que generas para seguir tu lectura es más apasionante aún por lo odioso que es Hugo.

Vuelvo a Fran Heredia. El maestro de literatura, antiguo periodista y arqueólogo, se define como miedica, gruñón y egoista nada más empezar su confesión en «La palabra perfecta». Es obvio que yo quiero a mi personaje, me gusta, es un tipo que me cae bien. La clave es que esa sensación la tenga el lector de la novela. Y mis buenos lectores, que cada día son más, enganchan con él (eso me transmiten a diario). Quien le da unas páginas, quien se molesta en conocerlo durante el primer capítulo, acompaña a Fran hasta el final de su historia. Él no es un personaje blanco, limpio, impoluto. Probablemente se equivoque, y entiendo como normal que el lector pueda ser crítico con algunas de sus decisiones o pensamientos. Insisto: personalmente, no creo en los héroes. Ahora bien, mide muy bien hasta dónde puede llegar tu personaje sin defraudar la confianza del lector. Durante el proceso de revisión de «La palabra perfecta», Javier Miró, de Autorquía, me aconsejó sobre un episodio en el que Fran se metía en un charco demasiado grande. Le pusimos botas de agua y chubasquero para que su papel en el episodio no «decepcionara» en un momento clave de la historia.

A final, creo que es cuestión de HONESTIDAD. Sí, escribiendo este artículo encuentro la palabra perfecta. Hugo Bayo y Fran Heredia son tipos honestos, coherentes, con una ética muy particular, honrados con ellos mismos, aunque no lo sean con el resto del mundo. Encontré mi consejo…

¡CONSIGUE QUE TU PROTAGONISTA SEA HONESTO!

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